En esta historia, la pobre madrastra Kenzie Taylor tiene que lidiar con su hijo Freddie, quien es condescendiente y lustroso. Freddie está descontento con el comportamiento de Kenzie y la acusa de ser una «esposa perfecta». Kenzie la defiende y explica que su madre la dejó por amor, pero Freddie insiste en que fue porque él la comprometió. Kenzie intenta calmar a Freddie, pero él intenta traicionarla. Más tarde, Kenzie visita la habitación de Freddie para hablar sobre sus sentimientos y el comportamiento de su padre. Freddie admite tener preocupaciones sobre el comportamiento de su padre, y Kenzie intenta convencerlo. Freddie duda, pero Kenzie insiste en traicionarlo. Finalmente, Kenzie pierde el control y revela que Freddie es mucho más grande que su padre. La historia destaca el desarrollo de dinámicas tabú en la familia.